TIENE EN SU CESTA DE LA COMPRA
En total 0,00 €
La aparente quietud política del mundo árabe de 22 países que pertenecen a la Liga Árabe (sin contar a la RASD: República Árabe Saharaui Democrática, reconocida por la Unión Africana) se rompió en el lugar menos probable: Túnez, donde la inmolación de un universitario desempleado convertido a obligado vendedor de frutas y verduras detonó una insurrección local que prendió la imaginación de más de 360 millones de árabes y cautivó a los hoy “indignadosö contestatarios globales quienes han estremecido las entrañas de la plutocracia bancaria desde España pasando por Gran Bretaña hasta Wall Street: el corazón financierista de Estados Unidos. Las revoluciones árabes en curso no son aisladas (ni pueden serlo, debido a la superconectividad que ha creado la desregulada globalización financierista del caduco orden unipolar estadounidense) ni han cesado de ser motivo del flagrante injerencismo de las grandes potencias, en especial, de la OTAN que abiertamente tomó partido por una de las partes de la guerra civil en Libia para controlar sus pletóricos yacimientos acuíferos y de hidrocarburos. La nueva cartografía del mu